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La bajada de leche

Se conoce como bajada de leche al fenómeno por el cual el seno materno desencadena una mayor producción de leche durante las primeras horas o días postparto para cubrir las necesidades nutricionales de su bebé y aparece después de la producción de calostro (liquido escaso, denso y amarillo).

Contrario a lo que se pensaba, la glándula mamaria no adquiere funcionalidad justo después del parto, sino que ésta cambia de composición, tamaño, y forma durante etapas previas como pubertad y embarazo. Cada una de estas etapas está influenciada por una serie de eventos fisiológicos mediados por hormonas reproductivas, que actúan directamente en el desarrollo de la mama, y hormonas metabólicas, que actúan en el flujo de nutrientes de la glándula. Por lo tanto, la glándula mamaria está preparada para sostener la etapa de lactancia después del embarazo, solo que su inicio es variable entre mujeres y entre situaciones de parto, por lo que es erróneo esperar una lactancia similar a la de otra mujer. Así mismo, cualquier desequilibrio hormonal de la madre asociado a cuadros de obesidad, diabetes, síndrome de ovario poliquísticos, hipotiroidismo, etc., influirá en la capacidad de respuesta de la glándula mamaria causando un retraso en la bajada de leche, pero que siempre que haya soporte y asesoría en lactancia por un profesional sanitario entrenado, el inicio de la lactancia materna se facilitará.

El inicio de la lactancia, y concretamente la bajada de leche, puede verse afectada negativamente por cualquier evento que interrumpa la estimulación precoz del pecho de la madre como:

  • Retención de contenido placentario.
  • Estímulo tardío del pecho materno postparto por separación del bebe y su madre.
  • Tiempo de separación madre e hijo.
  • La poca frecuencia de amamantamiento.
  • Lactancia programada (no a demanda)
  • El vaciado incompleto del seno debido a:
    • Débil succión, por prematuridad o por defecto congénito del recién nacido
    • Posición inadecuada del lactante
    • Mal agarre de pecho
    • Uso innecesarios de suplementos y alimentos (aguas, jugos, aromáticos, sueros glucosados, etc.)
    • Uso de biberones, chupones o tetinas tempranamente.

Es notable destacar que cualquiera de los factores implicados en el retraso de la bajada de leche puede repercutir en una lactancia fallida sino es identificado y tratado a tiempo.

Adicionalmente, es equivocado relacionar a las características morfológicas del seno (forma del pezón y tamaño de la mama) con problemas de inicio satisfactorio de lactancia, pues independientemente de estos rasgos, la glándula producirá leche suficiente. En esta misma línea, el control y asesoramiento de la lactancia debe centrarse en mejorar las técnicas de amamantamiento en las primeras semanas de vida.

Los problemas de lactancia que a menudo conducen a su interrupción se deben a la percepción de falta de leche y a la preocupación de las madres por dar poco volumen de leche sin saber que el mecanismo de la producción de leche humana se basa en el apego piel a piel con su hijo, y, en la ley de la oferta y la demanda: entre más succione el bebé, mayor producción de leche habrá por parte de la glándula mamaria. Por lo tanto, es imperativo alentar y ayudar a las madres a iniciar la estimulación mamaria tan pronto como sea posible, así mismo como educarlas sobre prácticas que aumenten sus posibilidades de lograr y mantener una lactancia exitosa.  

BIBLIOGRAFÍA

Hurst, Nancy. (2007). Recognizing and Treating Delayed or Failed Lactogenesis II. Journal of midwifery & women's health. 52. 588-94. 10.1016/j.jmwh.2007.05.005.

Pillay J, Davis TJ. Physiology, Lactation. [Updated 2019 Apr 25]. In: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2019 Jan-. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK499981/

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